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INICIATIVA LOCAL DE PAZ: 

 

SUMAPAZ RESISTE Y CONSTRUYE PAZ

 

Sumapaz, quizás la localidad más golpeada de manera directa por el conflicto, es un ejemplo de resiliencia para el país.  Las fértiles tierras ancestrales de esta sureña localidad, donde antiguamente habitaron comunidades indígenas Muiscas, Chibchas y Sutatagas,  han presenciado los más despreciables crímenes de este conflicto armado.  Estás tierras, hogar del páramo más grande del mundo, han presenciado lo que sucede cuando la lucha por el poder, la riqueza económica, la explotación de tierras y la violencia como manera de hacer política se ponen por encima de los valores humanos, el dialogo y la tolerancia.  Durante más de 100 años los campesinos que ahora habitan la zona han luchado por una distribución democrática de la tierra, ajena a la explotación desmedida de los recursos, como modo de ordenamiento territorial para la región del Sumapaz y por más de 100 años, han encontrado oposición violenta por parte de quienes ven a la región como un lugar para la explotación económica y la implementación de un modelo que gira alrededor del arrendamiento y la relación patrono-trabajador.  Esta confrontación que ha surgido en Sumapaz es una réplica de lo que ha sucedido en muchos lugares de Colombia y es una de las causas estructurales de la guerra con las Farc.  Es por esto que en la Mesa de Conversaciones en La Habana el primer punto que se trató fue el de tierras y se acordaron medidas para impulsar la distribución equitativa de esta. 

 

Hoy la lucha en Sumapaz se ha transformado, los campesinos siguen pidiendo un ordenamiento democrático del territorio materializado en una Zona de Reserva Campesina, y por el otro lado los intereses económicos de gran escala siguen presentes impulsando Hidroeléctricas, monocultivos y ganadería extensiva.  A pesar de una clara disminución en la intensidad del alguna vez sangriento conflicto del Sumapaz, las violaciones a los Derechos Humanos de la población y al DIH siguen latentes en la zona.  La iniciativa local de paz buscó educar a la población en el reconocimiento de estas violaciones para encontrar medidas conjuntas de lucha contra estas. 

La localidad 20 de Bogotá cuenta con una fuerte organización campesina producto en gran parte del conflicto y las luchas agrarias.  Una de estas asociaciones es la Asociación Campesina del Sumapaz (ASOSUMAPAZ) con la cual trabajamos en el desarrollo de la iniciativa.  Las actividades giraron alrededor de dos momentos.  En un primer encuentro se desarrollo un taller para identificar las violaciones de derechos que se presentan en la localidad.  De aquí se identificaron problemáticas como la violación al debido proceso, ejemplificada en los constantes y prolongados encarcelamientos arbitrarios que se han hecho de campesinos bajo el pretexto sin fundamento de ser guerrilleros; la violación del derecho a un ambiente sano, que se ve perturbado por la inminente amenaza de las hidroeléctricas y además, reprocharon la fuerte presencia militar contra la cual han denunciado históricamente desapariciones forzadas, ejecuciones extra-judiciales, abuso de autoridad y maltrato de diversas formas contra la población. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En un segundo momento se trataron las distintas herramientas legales que están en la constitución para luchar por sus derechos como lo son la acción de grupo, la acción de tutela y la acción popular.  Se expresó la necesidad de que entre la comunidad se establezca una persona encargada de los derechos humanos que reciba toda las quejas y denuncias y trabaje por darles resolución ante las autoridades.  A parte de las herramientas expresas en la ley, también se trabajo en fortalecer las dinámicas sociales como la comunicación constante entre los habitantes, la cohesión social y la organización de la comunidad para incrementar una solidaridad que propicie una protección conjunta de la sociedad Sumapaceña.  Todo el trabajo estuvo enfocado hacia una transformación en la cual se va dejando atrás el relacionamiento violento y se trabaja con un enfoque de paz de la mano con la constitución y la comunidad por una localidad distinta.  Sin embargo, esto no será posible si las autoridades estatales presentes en la región no ponen de su parte.  Para una implementación satisfactoria de los acuerdos en esta localidad tanto el ejército, como las empresas y la población deben comprometerse con la construcción de la paz.  Sumapaz ya ha vívido en carne propia los destrozos que trae la guerra, llegó la hora de jugársela por la paz.   

Fotografías por: Ernesto Che Mercado

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