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PAS acompañó la defensa del territorio desde la Cumbre Ecológica en Santander. 

 

Ante la amenaza que representan la explotación minera y los monocultivos para los ríos, el páramo y región de La Sartaneja; campesinos, indígenas y defensores del territorio se dieron cita para hacerle frente al problema y proponer soluciones.  En una cumbre que duró tres días y dejó como resultado un mandato de 9 puntos para la defensa del territorio, PAS acompañó la iniciativa desde el trabajo de la construcción de paz en los territorios, la defensa de los derechos humanos y la lucha por la preservación de los recursos naturales.

La cumbre, como muchos procesos de construcción, comenzó desde el cuestionamiento. ¿Cómo era este páramo?  ¿Cómo era antes de que la ganadería extensiva, los monocultivos y la minería indiscriminada se apropiaran del modelo económico y contaminaran el ecosistema?  Antes de que más de 1000 hectáreas de frailejón fueran destruidas por estas prácticas.  ¿Cómo era cuando la riqueza hídrica abundaba en el territorio y era impensable llegar a imaginarse tener que pasar 3 meses sin lluvia como sucede ahora?  ¿Es esto desarrollo?  Para quienes han habitado históricamente esa región, la respuesta es clara.  Lo que está sucediendo en sus tierras no representa el proyecto de vida que quieren para sus comunidades.  Y así, desde la duda, se llegó a la necesidad de tomar acción con una pregunta encaminada a tomar medidas por la defensa de su territorio.  ¿Qué vamos a hacer para protegerlo?

Este fue el eje central de la Cumbre Ecológica de la Sartaneja por el agua, la vida y la paz.  Alrededor de 400 personas, en su mayoría campesinos, provenientes de 61 organizaciones distintas de la Ecoregión del Chicamocha y Arauca analizaron el panorama local, nacional e internacional del desarrollo rural y expresaron su preocupación por el rumbo que se está tomando. 

 

El dialogo se caracterizó por su diversidad de perspectivas que sin embargo no fue obstáculo para construir un plan común de acción encaminado a la defensa del territorio.  En algunos momentos la discusión se centró alrededor de enfoques analíticos, basados en cifras,  de la situación para luego pasar a historias cotidianas que aportaban desde otra orilla a la construcción de una discusión integral. 

 

Bajo esta lógica se lanzó una fuerte crítica a la Corporación Autónoma de Santander, presente en el encuentro, por su papel en la región.  Se enfatizó en la necesidad de transformar el modelo autoritario y distante de la Corporación por uno descentralizado con representación de  las comunidades y enfocado hacia la educación, la orientación y el acompañamiento de la defensa del agua y los ecosistemas.   

 

Ya en un tono autocrítico, los campesinos también tomaron conciencia de la necesidad de cambiar sus prácticas de cultivo y relacionamiento con el entorno para producir sin causar daño a la naturaleza.  De aquí surgieron múltiples experiencias de cultivadores que han logrado diversificar sus productos, conservar las semillas tradicionales y luchar por una soberanía alimentaria.  Sin embargo, hicieron saber que esperan un trabajo conjunto con el Estado para fortalecer proyectos alternativos de este tipo que consoliden a la región como un territorio de paz y desarrollo sostenible. 

 

La cumbre, además de un espacio de crítica, también sirvió para aplaudir medidas y construir a partir de estas.  La decisión de la Corte Constitucional de prohibir la explotación minera en los páramos fue recibida como un paso en la dirección correcta que sin embargo debe ir más allá.  Sin los bosques altos y medio andinos los páramos no se sostienen y es necesario ampliar la medida para cobijar a  estos ecosistemas.  En el mismo tono también se valoró la exposición que hicieron los indígenas U’WA sobre la resistencia exitosa que libraron contra multinacionales petroleras defendiéndose acertadamente tanto desde lo cultural como desde lo legal.     

Al final, luego de 3 días de intercambio de experiencias, manifestaciones culturales, rituales ancestrales, recorridos del territorio y difusión de conocimientos se llegó a un mandato de 9 puntos sobre las acciones a tomar.  Las medidas buscarán llevar al encuentro más allá de las palabras con acciones encaminadas al seguimiento de la cumbre, la incidencia en el diseño de planes de desarrollo, la defensa activa del ecosistema mediante la organización, la legalización de predios y la pedagogía en toda la región para lograr una gran Asamblea Popular como herramienta para la defensa del territorio. 

 

 

 

 

Mandato de la Cumbre:

1. Promover la realización de audiencias populares con el fin de confluir en una gran Asamblea Popular por la defensa del agua.  

2. Opisición total a las actividades de explotación minera.  Impulsar dinámicas de producción ancestrales, culturales y propias basadas en la economia campesina.

3. Incidir en los planes de desarrolo municipal y POT a partir de las agendas de las organizaciones del territorio y en contra de medidas lesivas para el ecosistema como la siembra de arboles no nativos impulsada por la CAS.  

4. Construir una agenda propia de los cultivadores ubicados en el paramo e intercambiar esto con las demás organizaciones defensoras del territorio para incluirse dentro del pliego nacional agrario

5. Disponernos y dinamizar en la región la participación del paro nacional agrario convicado por la Cumbre Nacional Agraria Campesina, Étnica y Popular.  

6. Elaborar un plan de vida por la defensa del territorio y la permanencia en él desde estrategias claras de formación, comunicación, movilización y veeduría ciudadana. 

7. Conformar un comité de seguimiento a las decisiones de la Cumbre Ecológica.  

8. Conformar un comité encargado de la legalización de tierras y predios en la región y desarrollar estragegias en común con las autoridades gubernamentales.  

9. Crear la casa de las semillas nativas y elaborar un inventario ecológico en la región.  

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